
“No se lo diga a nadie, ¿eh?”, “Es un tema confidencial, ya sabes”, “¿Cuento con tu discreción?” o “Sólo lo sabemos tu y yo”. Diferentes recetas para hacer correr un secreto como la pólvora. Si de verdad usted quiere conservar un secreto, no lo cuente. Por lo contrario, tarde o temprano saldrá a la luz. Los humanos somos indiscretos por naturaleza. Mi abuelo siempre explicaba que cuando abrió su consulta médica, suplicó astutamente a los primeros pacientes que, bajo ningún concepto, explicarán a nadie que se habían visitado allí.
―¿Y eso por qué doctor? ―preguntaban fisgones.
―Porqué acabo de empezar y no me gustaría morir de éxito…
A los pocos días la sala de espera se quedó pequeña.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada