dimecres, 5 de febrer del 2014

El derecho a volar



Cada día decenas de aviones sobrevuelan el cielo de San Cosme; un barrio muy cercano al aeropuerto del Prat de Barcelona. Sus trazos rayan el azul del cielo y los sueños proyectados hacía las nubes de la gente humilde. Hasta hace unos pocos días, un grupo de ancianas del barrio, conocidas como las mujeres sabias, nunca había subido a una avión pese a la proximidad con el aeropuerto. Pero la entidad de transformación social Gats se empeñó en que este grupo de abuelas de entre 60 y 80 años y comprometidas con el barrio desde siempre, tenía derecho a volar. Fruto de esta obstinación nació el proyecto “De San Cosme al cielo”; que se plasmó con un viaje a París. Muchas de ellas pensaban que nunca volarían, pero finalmente les llegó el momento de acariciar los sueños. Ahora, ese rastro en el cielo es el suyo.

Paradójicamente, he estado cuatro veces en Paris y nunca en San Cosme. Impresionado por la historia, me decido a solucionar este agravio y visito a un par de estas abuelas para conocer su visión sabia de la vida, la lucha y el compromiso social.

“Me llamo Iluminada, pero llámame Lumi que es más corto”, me dice a modo de presentación. Tiene una cara de pan redondo, carnosa y la sonrisa eterna. A sus 75 años de edad lleva una actividad social frenética: recogida de comida para el Banco de los alimentos y de dinero para la Cruz Roja, venda de lotería de Navidad de un sinfín de entidades del barrio, coser los vestidos para el Belén Viviente... Pero me confiesa que no siempre ha sido tan activa: “Mi marido era muy machista. Durante los 46 años de casada no fui a ningún sitio”. Trabajaba limpiando pisos por la mañana y por la tarde cosía en casa; además de los quehaceres diarios del hogar y la crianza de sus tres hijos. “Mi marido estaba en Comisiones Obreras; pero yo no sé lo que es esto”, afirma sin complejos. Sin embargo, participaba de las movilizaciones ciudadanas para exigir mejoras en el barrio: “Mi marido me decía que fuera a la huelga porqué para que hubiera más apoyos era importante que vinieran las mujeres”. Los sindicatos y la asociación de vecinos iban delante con las banderas y las mujeres detrás con los niños en brazos.

San Cosme es un barrio de obreros que se construyó durante la década de los 60 con la llegada de la población que vivía en las barracas de Montjuic. Desde sus inicios han vivido payos y gitanos; y la convivencia no ha sido precisamente fácil. Por esa razón, San Cosme ha sido estigmatizado como un barrio de rufianes y maleantes. Alrededor de 1970 empezaron las primeras acciones vecinales para reivindicar servicios y equipamientos: “No teníamos ni médico, ni colegio, ni ambulatorio, ni iglesia... Y los autobuses no querían venir porqué decían que les quitaban el dinero”, recuerda Lumi. Para revertir esta situación de precariedad, los vecinos organizaban acciones de protesta: “Cuando venía un pez gordo cortábamos la carretera del aeropuerto con troncos, vallas y todo lo que encontrábamos”. 




Emilia es otra mujer sabia que participaba en las manifestaciones. Se presenta presumiendo de galones: “Gané el último concurso del Festival de Sopas del Prat”, dice con orgullo. Cuenta 77 años y lleva 47 viviendo en San Cosme, aunque es oriunda de Melilla. Tiene el rostro endurecido por la vida, una expresión reservada y la palabra concisa pero contundente. Ha trabajado toda su vida en la limpieza afrontando jornadas maratonianas y horarios intempestivos por salarios mediocres. Pero lejos de resignarse, Emilia luchó junto con sus compañeras por sus derechos laborales: “Lanzábamos huevos, peras y lo primero que encontrábamos”, confiesa bajando la mirada y tapándose la boca para esconder una sonrisa traviesa que delata su buena puntería. Se le suaviza la cara y se sonroja. “Éramos unos demonios”, concluye.

Hace poco Emilia participó en una concentración en el Prat en contra de los recortes. Allí había un jovenzuelo poco iniciado en el arte de la protesta con un megáfono. Con su aplomo característico, le apuntó alguno de los cánticos que entonaban en su época como el “no nos mires, únete” o “estás invitado, camina a nuestro lado”. Para la vieja activista, ese “chiquillo” era una excepción porqué considera que la mayoría de los jóvenes está más pendiente de los “botellones y los ordenadores” que de luchar por un mundo mejor. “Los viejos los tendríamos que espabilar”, amenaza simpáticamente Emilia.

Y es que las mujeres sabias están muy comprometidas con la sociedad: “Voy a todos los sitios donde me llaman”, explica Lumi. El teatro social para recoger alimentos ha sido una de las últimas acciones de la asociación. Para entrar al espectáculo se tenía que traer comida. Y visto el éxito (repitieron la actuación cuatro veces), seguro que lograron reunir muchos kilos. Pero Emilia sigue poniendo el acento en la reivindicación: “No me ganaría la vida con el teatro. Prefiero la guerrilla”. Les pregunto si alguna vez han militado en un partido político y las dos responden negativamente. Emilia dice que los partidos están llenos de “chupatintas” y Lumi confiesa que nunca se lo ha planteado. Sin embargo, dice que ha tenido claros sus referentes políticos: Felipe González y, con anterioridad, Adolfo Suárez. De este último asegura que “tenía entendido que hacía bien las cosas”.

Aunque no paran de realizar actividades para hacer el mundo un poco más habitable, estas abuelas no tienen conciencia de su poder transformador: “Al lado de los otros, soy un granito de arena. Si no hacen nada los gobiernos, ¿qué voy a hacer yo?”, se queja Lumi. Por su parte, Emilia tiene una visión más pragmática: “Hasta que no nos empastillen y nos quiten de en medio, yo seguiré dando guerra”. Y prosigue: “El poder no quiere a gente lista; quiere a analfabetos conformistas para pisotearlos”. Lumi firma con la inicial de su apellido rodeada de garabatos. Me cuenta con la mirada vidriosa que le encantaría aprender a escribir. Me gusta su determinación. Pienso que es su derecho a volar alto, muy alto, de San Cosme al cielo: hasta donde alcance la vista y lleguen los sueños.


Mientras hayan personas como las mujeres sabias de San Cosme que mantienen inalterable su compromiso con la sociedad hasta el fin de los días, siempre habrá una voz valerosa detrás del megáfono. 

Artículo publicado en la revista El Ciervo

divendres, 20 de desembre del 2013

"Creatividad para decir siempre la verdad"

Els amics de la revista El Ciervo em van demanar una petita reflexió sobre si sempre s'ha de dir la veritat. Després de donar-hi algunes voltes vaig arribar a la conclusió que sempre s'ha de (i es pot) dir la veritat. El llenguatge és molt ric i ens brinda moltes combinacions i formules creatives per dir sempre la veritat.Aquí va el text...



Séneca decía que el lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios. Sin embargo, decir la verdad compulsivamente a veces puede estar reñido con la cortesía y la buena educación. Pero el lenguaje es rico, generoso y nos ofrece una gran variedad de posibilidades para verbalizar siempre la verdad. Seguramente el ejemplo más recurrente de la lengua española sea la anécdota atribuida a Francisco de Quevedo quién llamó “coja” a la reina doña Isabel de Borbón (realmente lisiada y que enojaba mucho toda guasa sobre su cojera). Armado con una flor en cada mano, Quevedo entono el siguiente verso: “Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad escoja”. Aprecie el lector la fina y sibilina ironía del poeta. Otro ejemplo (aunque menos elaborado) pudiere ser el del soldado hastiado de los malos tratos de su comandante que no dejaba pasar oportunidad de referirse a su superior como “mico mandante”. Otro de más moderno fue el lema de una campaña publicitaria de una televisión que rezaba: “Telemadrid, espejo de lo que somos”. Se dice que el lema contenía un mensaje oculto en forma de queja por el supuesto uso partidista del medio por la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre: “Telemadrid, “Espe” jode lo que somos”. La campaña fue rápidamente retirada. Sirvan estos ejemplos para demostrar que la verdad, por muy dolorosa e incómoda que sea, siempre se puede ―y se debe― comunicar con savoir faire.  

dijous, 21 de juny del 2012

Recordant Saramago




José Saramago va néixer l’any 1922 a Azinhaga, un llogarret molt humil del Ribatejo portuguès. El primer que es veu a l’arribar és un local vell del Partit Comunista Portuguès amb la pintura gastada i la teulada que fa bossa. Al seu voltant, un erol de casetes blanques amb la taca de color dels blauets completen el nucli. A les afores, l’Almonda, un riu d’aigües verdoses envoltat de pollancres, freixes i salzes fuig del poble fins a unir-se al Tejo. Aquest és el paisatge que va veure néixer Saramago i que tant el va marcar. D’acord amb això, la primera frase del discurs que va pronunciar al rebre el Premi Nobel era molt eloqüent: “L’home més savi que he conegut mai no sabia ni llegir ni escriure”. Es referia a Jerónimo Melrinho, el seu avi, que es va dedicar tota la vida a la criança de porcs. Al costat de Jerónimo, el petit Saramago va fer de pastor, va cavar la terra del tros, va tallar llenya, va accionar la bomba del pou, va dormir sota la figuera a les nits d’estiu... Però el que recorda amb més vehemència són les històries, llegendes, aparicions i episodis singulars que li explicava. Anys més tard, Saramago el va definir com “un home sense oportunitats, potser un Einstein perdut sota una capa espessa d’impossibles, un filòsof (qui sap?), un gran escriptor analfabet. Alguna cosa seria, que no va poder ser mai”. En aquest sentit, el Nobel portuguès sempre es va presentar com un “nét d’analfabets i fill d’una mare camperola i d’un pare que sabia llegir, escriure i comptar”. La vida va convertir la mare de Saramago en una dona dura i austera que es bloquejava a l’hora de donar mostres d’amor al seu fill. Segurament, això era conseqüència de la mort del germà de Saramago, Francisco, per causa d’una pneumònia. No obstant això, va ser ella qui li va regalar el primer llibre ― O Mistério de Moinho de J. Jefferson Farjeon en motiu del seu tretzè aniversari. A partir d’aquell moment es va abocar a la lectura. En aquella època, Saramago estudiava l’ofici de manyà a Lisboa. Al no disposar de mitjans per comprar els seus propis llibres, es va convertir en un assidu visitador nocturn de la biblioteca pública del Palácio das Galveias, on va descobrir autors com Kafka, Gogol, Cervantes, Montaigne, el padre António Vieira o Raul Brandão. Va ser d’aquesta manera autodidacta com Saramago es va construir intel·lectualment fins a esdevenir premi Nobel. No va trepitjar mai la universitat; però paradoxalment seria investit doctor honoris causa per diverses universitats. En la cerimònia celebrada a la Universitat de Coïmbra, Carlos Reis, durant l’elogi acadèmic a Saramago va assegurar que la seva formació autodidacta  demostra que “els anys no són obstacle per a seguir fent preguntes” i que “mai és tard per aprendre: tot depèn de les persones i de la seva voluntat d’aprenentatge”.

En aquest context, la trajectòria literària de Saramago és de les més atípiques que podem trobar en el si de la societat intel·lectual. Com a autor, va tastar l’èxit de les seves novel·les amb quasi seixanta anys, edat en què la majoria d’escriptors ja tenen editada gran part de la seva obra. Però el més sorprenent és que va escriure la primera novel·la amb vint-i-cinc anys, edat prou precoç si tenim en compte les dificultats que existeixen en el món editorial a l’hora de publicar. Però llavors, com és que va estar tant temps sense escriure? Respon Saramago: “vaig arribar a la conclusió que no tenia res a dir i vaig estar vint anys sense escriure”. Lluny de tancar-se en l’àmbit merament literari, sempre ha donat suport a accions solidàries i ha mantingut un compromís constant amb la gent més desafavorida. Una vegada Francisco Umbral va escriure a la seva columna en el diari El Mundo que amb les “seves fortes declaracions”, Saramago estava posant en risc el Premi Nobel. Davant d’això, l’escriptor portuguès va contestar el següent: “Si estigués escrivint un llibre i algú de l’Acadèmia, com a possibilitat absurda, se m’aparegués dient: «No ho escrigui i nosaltres li donem el premi», tinc absolutament clar que no necessitaria pensar per trobar resposta encertada: «Guardeu el vostres diners i deixeu-me acabar el que haig de fer»”.

El 8 d’octubre de 1998, Saramago va ser guardonat amb el Premi Nobel de Literatura i es va convertir, d’aquesta manera, en el primer escriptor en llengua portuguesa que l’aconsegueix. Des de llavors, va aprofitar el rellançament de la seva carrera per extremar el seu compromís amb la denúncia de les injustícies. Un bon exemple d’aquest caràcter inconformista és aquesta frase:Quan em mori, vull que posin a la meva llosa «Aquí descansa José Saramago, indignat». Primer, per estar mort. Segon, per no haver fet tot el que devia haver fet”. 

dissabte, 7 d’abril del 2012

"Benvolgut", m'agrada la cançó




Era una tarda molt calorosa de juliol. Acabàvem de fer el nostre primer cim conjuntament i això, crèiem aleshores, suposava un bon presagi per una parella novella. La Bruna donava molta importància a l’anar arrencant dies al calendari plegats. “Ja ha passat un mes i encara ens aguantem”, deia amb un posat tragicòmic. Les seves experiències de parella anteriors havien acabat malament i per això era una persona escèptica amb tot el que envoltava el concepte “nosaltres”. Jo feia pocs mesos que havia acabat una relació de quatre anys i m’obligava a viure el dia a dia sense fer plans de futur. Des d’una terrassa d’un bar d’Espinavell preníem una clara per recuperar-nos de l’esforç de tot el dia caminant sota un sol abrasador mentre el Costabona, altiu i lluminós feia unes hores, s’anava apagant lentament. De dins el bar arribava el so feble de la ràdio.
―M’agrada molt la cançó que sona... “Benvolgut” dels Manel. La lletra és boníssima ―vaig dir.
―La veritat és que no m’he aturat a analitzar-la―va confessar la Bruna.
―Ah, ets d’aquestes que només es queda amb la melodia? ―vaig preguntar amb to burleta.
―Si insinues que sóc una dona superficial que només pensa en sabates i manicura vas molt errat ―va replicar amb decisió.
―La lletra fa referència a la relació d’un home amb l’antiga parella de la dona amb qui està actualment...
―Mmmmm... Interessant! Suposo que no ha de ser fàcil conviure amb tots aquests records: fotografies, dedicatòries en llibres, experiències compartides...
―Sí, tots aquests records retornen com bumerangs afilats quan menys t’ho esperes...
―M’agrada la metàfora Ferran! ―va afirmar la Bruna―. L’ésser humà és fràgil perquè estem fets d’emocions i sentiments. Si fóssim ordinadors segur que existiria una funció entre l’“apagar” i el “reiniciar” per neutralitzar aquests records.
―Sí: el “Panda Antivirus”!
I els dos vam esclatar a riure.
La conversa va anar evolucionant fins a repassar les parelles que haurien pogut ser.
―No t’ha passat mai no coincidir en el temps i les circumstàncies amb algú? És a dir, algú que estava enamorat de tu i no li feies cas i després girar-se les tornes però llavors aquest algú està aparellat...
―Uf! Quin embolic... però potser sí m’ha passat!
―I què faries si ara aparegués? ―vaig interrogar-la aixecant una cella.
―Li diria: “Benvolgut, arribes cinc anys tard”.
―No fugis d’estudi...
―És que no ho sé... Suposo que fins que no t’hi trobes no saps com reaccionaries... Això ara és imprevisible.
―Sí, són d’aquelles preguntes que es basen en fantasies però si mai es donessin farien trontollar tot el nostre món.
―Com deia aquell cantant, sempre som una ferida oberta.
Un mantell d’ombres havia cobert quasi per complert el Costabona. Els darrers raigs de llum despuntaven efímers per damunt d’uns cims llunyans. Abans de l’últim glop, la Bruna va deixar anar aquella frase que mai més oblidaria:
“L’inesperat sempre ens espera”.
Llavors es va aixecar i va anar a pagar les consumicions. Jo em vaig quedar a la taula contemplant les muntanyes i cantussejant distret: “...xicots aneu fent lloc, que estem esperant”. 

*Article publicat a la revista Valors 

dimarts, 27 de març del 2012

Aprendre dels fracàs




Els professionals nord-americans tenen un apartat en el seu currículum per ressaltar els fracassos com una experiència més. En canvi, a casa nostra tendim a considerar el fracàs com quelcom vergonyant i menyspreable. Reconèixer una equivocació és humà. L’empresa de capital risc Bessemer Venture Partners explica en el seu anti-portfolio que van deixar escapar oportunitats multimilionàries renunciant a invertir en projectes aleshores embrionaris com Google, eBay o Apple. Sí, es van equivocar; però confiaríeu en algú que no s’ha equivocat mai? Més tard van encertar apostant per Skype...

La concepció social del fracàs no és un valor universal; sinó que depèn de la cultura. Les societats que estigmatitzen l’experiència del fracàs ataquen l’autoestima de les persones enterrant un dels actius més preuats: el de l’emprenedoria. En canvi, la societat nord-americana concep el fracàs com una experiència positiva que forma part de l’evolució natural per generar valor en la societat. Fernando Trías deBes a El llibre negre de l’emprenedor ho deixa molt clar: «Fracassar no és perdre. És no haver-ho intentat.».

Jesús Mármol, coach i autor del llibre El poder transformador del fracaso afirma que «mai fracasses; solament et transformes» perquè el fracàs és una experiència d’aprenentatge. Per posar un exemple, Steve Jobs, el creador de Mac, va assegurar que l’acomiadament d’Apple va ser la millor cosa que li podia passar: «La feixuguesa de l’èxit va ser substituïda per la il·luminació de tornar a ser un principiant. Això em va alliberar i vaig entrar en una de les etapes més creatives de la meva vida. Durant els cinc anys següents vaig fundar una companyia anomenada NeXT, una altra empresa anomenada Pixar, i em vaig enamorar d’una dona sorprenent que va esdevenir la meva muller». 

Una altra característica del fracàs és que no té valor universal sinó que depèn de la concepció cultural. En aquest sentit, els experts apunten que un emprenedor nord-americà experimenta 3,75 fracassos empresarials abans d’assolir un triomf. En canvi, el 50% dels empresaris espanyols tenen por al fracàs i això talla qualsevol iniciativa de crear un projecte. Segons Mármol, la nostra concepció del fracàs «està amputant la capacitat emprenedora de la nostra societat». A Espanya, la taxa actual d’emprenedoria és del 5% i, d’aquests, el 64% dels que fracassen en un negoci no ho tornen a provar persegona vegada. I això no és sa. L’ésser humà és emprenedor per naturalesa. Ja des de ben petits, quan començàvem a caminar, quèiem i ens tornàvem a aixecar com si res. Teníem interioritzat un missatge positiu de l’error que feia bona aquella frase de Confuci: “Ho vaig practicar i ho vaig aprendre”. En canvi, el ‘jo adult’ s’ha amarat d’una por paralitzant que boicoteja qualsevol iniciativa.

La persistència i una combinació equilibrada d’actitud i aptitud és fonamental. Pau García Milà va ser expulsat de la facultat d’informàtica per mal alumne; però poc temps després es convertiria en empresari d’èxit gràcies a Eye-os, el sistema operatiu que ha donat lloc al Cloud computing. I paradoxes de la vida, avui se'l rifen com a conferenciant les escoles de negocis més prestigioses. Com deien els nostres avis: d’un gran mal surt un gran bé.

Publicat a la revista Valors.  

dimarts, 31 de gener del 2012

A propòsit de la crisi



Feia al voltant de tres mesos que no sabia res de la Susanna. Dies després que l’acomiadessin vam trucar-nos amb assiduïtat, però la rutina diària i la distància (ella se’n va anar a viure a un poblet de Girona) van acabar imposant-se i la nostra amistat es va refredar. La Susanna era una persona que feia pinya i de seguida es va afegir al grupet que després de dinar amb carmanyola sortíem a fer el cafè a la Rambla Catalunya. Recordo que un dia vam riure fins la sacietat amb un dels seus acudits dolentots:
―Sabeu que li respon Sherlock Holmes a Watson quan aquest li pregunta quin és el seu formatge predilecte?
Tots ens vam mirar amb cara de circumstàncies.
―L’elemental, estimat Watson ―va respondre la Susanna petant-se de riure.
El seu acomiadament fulminant ens va afectar; sobretot per com es va produir: de la nit al dia. A més, la raó que li van esgrimir per justificar aquella decisió va ser molt crua. “Ens vam equivocar contractant-te”, li va etzibar el gerent.
Vam quedar a la cafeteria de la Rambla per no perdre els bons costums. La Susanna va arribar de bon humor.
―Ponsa, cada dia estàs més calb!
―Hola Susanna, jo també t’he trobat molt a faltar ―vaig contestar amb falsa contrarietat.
Vam allargar el tallat ben bé dues hores parlant dels companys de feina, de les parelles i dels plans de futur. Aquest darrer punt va ser especialment interessant.
―I què faràs ara? ―vaig preguntar-li.
―De moment m’estic adaptant als canvis. Tot ha estat molt precipitat: perdre la feina, el canvi de residència... Ara em queden uns mesos d’atur i aprofitaré per començar una altra carrera...
―I quina voldries fer?
―Magisteri infantil. M’he adonat que m’agraden molt els nens.
―Ara em diràs que se t’ha despertat l’instint maternal...
―Doncs no facis broma perquè és veritat. Amb en Jaume ens ho estem plantejant a mig termini.
―I tens alguna expectativa laboral?
―Vull buscar una feina de mitja jornada per compaginar amb els estudis. Però costa... Et demanen molt i ofereixen poc.
―Però tu tens un bon currículum! ―vaig exclamar.
―Potser sí; però no surt res.
―Tu ets una persona amb empenta. Segur que te’n sortiràs ràpid...
―Tant de bo perquè creu-me que hi ha dies que costa seguir lluitant. Ara somiar és molt car. Voldria emprendre i assumir riscos; però no m’atreveixo.
―No creus que tens més a guanyar que a perdre?
―En Jaume ho té molt clar. Diu que si no hi ha feina l’haurem de crear i està ultimant un projecte a través d’internet.
―Tota crisi porta implícita noves oportunitats ―vaig afirmar amb to coratjós.
―Oportunitats no sé... El que és cert és que t’obliga a replantejar les coses. Jo no he estirat mai el braç més que la màniga; però he hagut de modificar molts hàbits i la meva visió del futur.
―Suposo que a propòsit de la crisi repensem la nostra manera de viure.
―Elemental, estimat Ponsa ―va dir la Susanna recuperant el seu somriure habitual―. Tu que escrius tant podries fer un article sobre això. “A propòsit de la crisi”; pot ser un bon títol.
―No crec Susanna. No veig què podria explicar-hi.

Article publicat a la revista Valors (www.valors.org) 

divendres, 9 de desembre del 2011