Els amics de la revista El Ciervo em van demanar una petita reflexió sobre si sempre s'ha de dir la veritat. Després de donar-hi algunes voltes vaig arribar a la conclusió que sempre s'ha de (i es pot) dir la veritat. El llenguatge és molt ric i ens brinda moltes combinacions i formules creatives per dir sempre la veritat.Aquí va el text...
Séneca decía que el lenguaje de la verdad debe ser, sin
duda alguna, simple y sin artificios. Sin embargo, decir la verdad compulsivamente
a veces puede estar reñido con la cortesía y la buena educación. Pero el lenguaje
es rico, generoso y nos ofrece una gran variedad de posibilidades para
verbalizar siempre la verdad. Seguramente el ejemplo más recurrente de la
lengua española sea la anécdota atribuida a Francisco de Quevedo quién llamó
“coja” a la reina doña Isabel de Borbón (realmente lisiada y que enojaba mucho
toda guasa sobre su cojera). Armado con una flor en cada mano, Quevedo entono
el siguiente verso: “Entre el clavel blanco y la rosa roja, su majestad
escoja”. Aprecie el lector la fina y sibilina ironía del poeta. Otro ejemplo
(aunque menos elaborado) pudiere ser el del soldado hastiado de los malos
tratos de su comandante que no dejaba pasar oportunidad de referirse a su
superior como “mico mandante”. Otro de más moderno fue el lema de una campaña
publicitaria de una televisión que rezaba: “Telemadrid, espejo de lo que
somos”. Se dice que el lema contenía un mensaje oculto en forma de queja por el
supuesto uso partidista del medio por la entonces presidenta de la Comunidad de
Madrid, Esperanza Aguirre: “Telemadrid, “Espe” jode lo que somos”. La campaña
fue rápidamente retirada. Sirvan estos ejemplos para demostrar que la verdad,
por muy dolorosa e incómoda que sea, siempre se puede ―y se debe― comunicar con
savoir faire.